Entre recuerdos

Salio del castillo, fue hasta el sauce boxeador y entro entre sus raices a un pequeño pasillo. Despues de pasar por el polvoriento pasillo llegó donde tanto queria estar, la casa de los gritos.

- Por fin...- se dijo mientras se sentaba en el destrozado sillón- cunatos momentos habremos pasado aqui, no?- recordando aquellas interminables noches junto a sus amigos en esa derruida casa.

Comenzó a pasearse por la casa, los recuerdos lo golpeaban con fuerza, haciendolo sentir miserable.

- Demonios, los extraño cabrones...- siguio recorriendo los distintos sectores de la casa.

Entre en la vieja cocina, reviso entre las desarmadas alacenas y encontro lo que se suponia que buscaba.

- Aqui estan- sonrio al sacar unas botellas de whisky de fuego- hay cosas que jamas cambian, por suerte- trajo hacia si una copa y comenzo a brindar solo- a su salud señor Cornamenta!- Se bebio la copa de una sentada- A su salud señor Lunático!- se bebio una segunda copa entera.

Se siguio pasenado por la casa, recordando travesuras, planes, y la confeccion de ese bendito mapa, entre otras cosas.

Escuchó un aullido fuera de la casa, y sonrio amargo.

- Ven Padfoot, puedes entrar- el lobo entró en la deshecha casa- cuanto crees que estos cabrones pueden tardar en venir?

Se sento en el raido colchon, un poco enfadado, demasiado triste.

- Sabes pad, si no fuera tan duro... tendria que estar destrozado como esta casa... me gustaria poder llorar... pero ni siquiera eso... los extraño- el lobo volvio a aullar.

Acariicio la cabeza del animal y miro por la ventana.

- Fueron muchas cosas las que pasaron entre nosotros, el otro día, me hubiera gustado que hubieran estado ahi conmigo... poder hacer papelones con James bailando el Vals, comer chocolate con Remus, no podrian creerlo, yo Sirius Black, profesor de DCAO... y casado! quien lo diria pad, estoy enamorado de la mujer mas maravillosa... y estos jodidos, lejos...- se dejo caer en la cama, como si fuera a dormirse.

De repernte su estridente y sonora risa lleno cada rincon de la casa.

- Sabes... llevo dos de estas malditas botellas que estan añejadas, y ni pizca de borrachera... que desilusion- rio mientras el lobo se echaba cerca de la chimenea.

La borrachera era algo que hacia mucho no padecia, eso lo decepcionaba.

- tengo ganas de estar ebrioooooooooooooooo- gritaba con la botella en la mano, mirandola enfadado- quiero volver a ver a esos dos imbeciles a los que llamo amigos... los hecho d menoss...- seguia gritando quebrado de tristeza, sin poder llorar.

Puso la punta de la varita en su sien y su voz y la de sus dos amigos se escucharon en la casa.

- Basta canutooo dejame en paz- chillaba la voz de James entre risas.

- no hasta que me des mi revista maldito reno- Sirius refunfuñaba, su voz estaba amortiguada por la risa del moreno de anteojos potter.

- son dos niños...- La voz de Remus, se oia lejana, desenfadada.

- Damela cornamentaaaaaaaaaaa- se escucho un almohadazo.

- Ya basta James- Remus contenia una carcajada, intentaba sonar serio.

- al ataque!- las risas resonaron en el cuarto.

Ambos morenos se habian tirado sobre Remus a hacerle cosquillas, por llamarlos niños. Los recuerdos se pasaban por la casa como pelicula muggle.

- ahora veras lo que estos niños te hacen, prefecto- enfatizo la ultima palabra jugando, como siempre, relamente feliz.

Saco la varita de su sien y cerro los ojos, un poco cansado.

- Bueno, basta de sentimentalismos... vengan cabrones- se puso de pie y salio de la casa junto a su lobo negro.